Las piedras.
Tiempo de cambios, tiempo de mirar lo hecho, y lo entregado. Dando vuelta las páginas, pero nunca cerrando los libros, volviendo la vista atrás con ojos de entendimiento. Porque todo lo vivido no es más que una escuela para el futuro. El pretérito no es más que eso. Un pretérito que se lo guarda como herramienta de tiempos presentes, de errores cometidos. Como las piedras en el camino, que mientras se las pisa son límite a la andanza, pero una vez detrás solo son paisaje.
Delante me esperan nuevas piedras y nuevos cambios.
(ilustración tinta china sepia)
